Señora de cincuenta y un años que se presenta en mi consulta.
Se queja de migrañas (terribles) desde que es consciente, desde muy joven.
Recuerda que también su madre y su abuela tenían frecuentes episodios migrañosos por lo que piensa que es genético. Ha recurrido a todo tipo de terapias de la medicina occidental; también ha probado con acupuntura sin resultado alguno.
Yo soy su último recurso. Comienzo por hacerle un examen utilizando la reflexoterapia podal y encuentro varios puntos dolorosos. Estos puntos significan que hay, por lo menos, unos desequilibrios que tenemos que corregir.
Tras la primera sesión, la paciente siente una franca mejoría, los episodios dolorosos se han reducido a la mitad y ya no son tan intensos.
Tras dos sesiones más las migrañas han desaparecido casi totalmente.
Dos sesiones más y las migrañas remitieron totalmente.
Posteriormente me hace dos visitas al año, aunque no siente ya nada, pero dice que es por precaución, ya que no quiere ni pensar en volver a sentir aquellos horrorosos dolores de cabeza.
Su madre heredó de su abuela alguna deficiencia genética que a su vez heredó a su hija y esta deficiencia funcional del sistema era la que producía las migrañas en mi paciente. Corregida esta deficiencia el problema desapareció para siempre.
De esto hace ya ocho años.
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